Todos sabemos que las calderas, calentadores y termos eléctricos son equipos que nos proveen de agua caliente y, en el caso de las calderas, también de calefacción, mediante la distribución de agua caliente al circuito de radiadores. Las diferencias entre estos tres sistemas son importantes. Para empezar, utilizan combustibles distintos: las calderas y los calentadores, gas natural o butano (aunque también hay calderas que funcionan con gasoil o biomasa); y los termos eléctricos, electricidad.
La diferencia entre calentadores y termos eléctricos, a su vez, es la forma de calentar y suministrar el agua: el primero de manera instantánea y a demanda de los usuarios sin acumulación, y el segundo mediante una resistencia eléctrica que calienta el agua contenida en el calderín o tanque de agua, almacenándola hasta el momento de su uso.
Pros y contras de los termos eléctricos
Los termos eléctricos representan una solución eficiente para la producción de agua caliente, ya que no implica grandes labores de instalación y funcionan con una fuente de energía limpia, que es la electricidad; sin generar emisiones contaminantes ni conllevar los riesgos que implican otro tipo de combustibles como el gas o el gasóleo, así como tampoco los requisitos de almacenaje que tienen las calderas de biomasa.
Sin embargo, es cierto que existe cierta reticencia a la instalación de aparatos eléctricos, dado el coste de la electricidad, así como, en algunos casos, por una cuestión de disponibilidad de espacio.
Por otra parte, también se ha producido una importante evolución en cuanto a innovación tecnológica, funcionalidades, programación y posibilidades de control de los termos eléctricos, lo que permite no solo tener control sobre el funcionamiento del equipo sino también generar importantes ahorros energéticos.
Termos con funcionamiento inteligente, como los Electrico SVAN SVTE80A3, Electrico SVAN SVTE100A3, son capaces de aprender los hábitos del usuario y autorregularse para ofrecer el suministro de ACS necesario en el momento preciso gracias a su modo ECO Smart. Y no solo esto, sino que, además, gracias al control por Internet, el usuario puede programar el termo eléctrico desde cualquier lugar y en cualquier momento, accediendo asimismo al historial de consumo y optimizando su funcionamiento.
Todas estas innovaciones pueden generar un ahorro energético superior al 20%, por lo que son la solución ideal para generar ahorro y confort sin un trabajo complejo de instalación.
Pros y contras de los calentadores de gas
Los calentadores generan agua caliente de forma instantánea gracias a un sistema que hace pasar el agua por un serpentín que, a su vez, se calienta mediante la combustión de gas.
Aunque pueda parecer que el agua caliente es suministrada de forma ilimitada por un calentador, es importante remarcar que estos también tienen un límite de producción de litros por minuto. Este límite depende de la potencia del electrodoméstico (5, 10, 15 o hasta 24 litros/minuto).
Elegir un modelo de calentador u otro dependerá, al igual que en los termos eléctricos, de los habitantes de la casa y de los puntos de consumo de agua. Otra ventaja que tienen los calentadores es que ocupan poco espacio.
Los principales inconvenientes son la instalación requerida y que, para ello, debemos darnos de alta con un distribuidor de gas o tener bombonas de butano siempre disponibles.
Pros y contras de las calderas
Las calderas son equipos pensados originalmente para proveer de calefacción a los hogares, mediante el calentamiento del agua del circuito de calefacción, es decir, aquella que alimenta los radiadores de nuestra casa. No obstante, también existen calderas de producción mixta que producen agua caliente sanitaria.
Estas calderas mixtas pueden ser instantáneas (generan agua caliente de forma similar a un calentador de gas) o con acumulador (almacenan agua caliente en un acumulador de diferente capacidad y, cuando esta se agota, la producen de nuevo).
Las calderas más habituales en las viviendas son las mixtas instantáneas con tecnología de condensación. La particularidad de estas calderas es que aprovechan el calor latente de los gases de la combustión para generar ACS, consiguiendo un alto rendimiento y facilitando un ahorro en combustible de hasta el 30%.
Por contra, las calderas mixtas de calefacción y ACS son los equipos que mayor inversión requieren, además de implicar un importante trabajo de instalación y un sistema de radiadores o suelo radiante.
Respecto al tipo de combustible, si queremos una caldera de gas, es imprescindible tener una conexión de gas natural. Si optamos por una caldera de gasoil, será necesario que dispongamos de espacio suficiente para instalar el tanque de almacenamiento del combustible. Por último, las calderas de biomasa requieren contar con un silo para el almacenaje del combustible en las condiciones adecuadas.
Caldera, calentador o termo eléctrico: ¿qué me interesa más?
A nivel práctico, los calentadores solo sirven para producir agua caliente, así que no se recomiendan si quieres un sistema de A.C.S. y calefacción. Por otra parte, se aconseja su instalación en lugares donde ya existe una toma de gas, ya que los calentadores más eficientes económica y energéticamente son los de gas natural.
Los termos eléctricos, por su parte, están especialmente indicados en viviendas que no tienen tomas de gas o en segundas residencias. Una de sus ventajas es que el sistema es totalmente limpio y respetuoso con el medio ambiente, ya que no genera residuos. Además, tanto su instalación como su mantenimiento es muy sencillo (no debemos revistar la instalación de gas una vez al año a diferencia de lo que ocurre con las calderas y los calentadores de gas). Otra ventaja de los termos es que solo tendremos una factura energética (la de electricidad).
Respecto a las calderas, son una opción recomendable para disponer de calefacción y agua caliente con un mismo sistema. Sin embargo, implican una mayor inversión.
Elegir un sistema de producción de agua caliente para la vivienda no siempre es sencillo. Al hacerlo, tenemos que plantearnos muchas cuestiones. Las más importantes son la inversión inicial que estamos dispuestos a asumir, el tipo de instalación que tenemos que hacer, el espacio disponible, el tipo de combustible o la eficiencia energética de cada sistema, que influirá en nuestro ahorro energético.